viernes, 21 de agosto de 2009

Salmo 91

Al amparo del Altísimo, a la La protección divina en medio de los peligros


Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso,

di al Señor: "Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío".

Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa;

te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas.

No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día,

ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol.

Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás alcanzado:

su brazo es escudo y coraza.

Con sólo dirigir una mirada, verás el castigo de los malos,

porque hiciste del Señor tu refugio y pusiste como defensa al Altísimo.

No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa,

porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos.

Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra;

caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes.


Oráculo del Señor


"Él se entregó a mí, por eso, yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre;

me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré;

le haré gozar de una larga vida y le haré ver mi salvación".

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